«Más vale tarde que nunca». Si pudiesen expresarse verbalmente, quizás esa sería la expresión utilizada por los animales que han visto su cola, oreja o uñas extirpadas para satisfacer las necesidades de sus dueños. El Congreso ha aprobado, este jueves, la prohibición de la amputación animal por motivos estéticos.
La normativa ratifica el convenio europeo sobre protección de animales de compañía, de 1987, y prohíbe las intervenciones quirúrgicas con el fin de modificar la apariencia de los animales de compañía como el corte de la cola, de las orejas, la extirpación de uñas y dientes y la sección de las cuerdas vocales.
Aunque se hubiese planteado una «reserva» de dicho artículo para permitir la extirpación de la cola de las mascotas, la integridad física de los animales de compañía ha sido defendida por la mayoría de los grupos del Congreso de los Diputados.
Much@s pensarán que esto no es relevante pero es un debate acerca de la sociedad que queremos. Si cuidamos a los animales, somos mejores. pic.twitter.com/g4ur33ulc0
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) 16 de marzo de 2017
La amputación de parte de la cola, de las orejas o de las uñas de los gatos (y a veces perros) es una práctica que atiende fundamentalmente a los gustos del dueño sobre la apariencia de los animales y, aunque muchos veterinarios y criadores se nieguen a llevar a cabo el procedimiento, desgraciadamente la práctica tiene defensores que ‘abogan’ por la comodidad e higiene animal.
Este tipo de operación representa una amputación en toda regla, en la que se cortan – además de la piel – vasos sanguíneos, cartílagos, nervios y otros tejidos. Teniendo en cuenta que la cola es la continuación de la columna vertebral del perro, éstos animales pierden una gran parte de su capacidad de equilibrio al girar, correr, etc.
Además de servir como una ‘referencia’, la cola y las orejas de los perros también sirven para su comunicación y comprometen su comportamiento y desarrollo.
En definitiva, la amputación de los animales de compañía no tiene ningún fin médico – siempre y cuando no atienda a necesidades específicas para mejorar la salud de la mascota como la extirpación de un tumor, la reconstrucción de la zona por algún tipo de trauma, etc.
Todavía nos queda mucho para que nuestra sociedad garantice el bienestar de los animales, pero este jueves el Congreso ha dejado claro que vamos por buen camino.