Papá, ¡quiero una mascota!

Comprar una mascota conlleva una gran responsabilidad

Son muchas las familias que se encuentran en Navidades con la tesitura de regalar o no una mascota a sus hijos. Cada año, los niños llenan sus cartas a los reyes con el sueño de poder compartir sus vidas con un perrito o un gatito. Algunos de ellos, sabiendo que sus padres son reacios a grandes animales de compañía, se conforman con pedir un hámster o un conejito. Los 6 de enero van pasando y los padres consiguen pasar el mal trago regalando un robot perrito, o un peluche gatito que hace sonidos… pero los niños van creciendo, y el mismo deseo les invade la cabeza: “tener una mascota”.

No es fácil tomar la decisión de traer una mascota a casa. Un animal, no es un juguete con el que puedas jugar mucho al principio y que cuando te canses puedas dejarlo en un armario o cajón y no volver a utilizarlo jamás. Un perro, gato, hámster, pájaro, conejo, pollo, serpiente, lagarto… y un largo etcétera, es un ser vivo que necesita cuidados. Es una responsabilidad más dentro de una familia que te va a dar trabajo, mucho trabajo, pero que, a la vez, te dará mucha compañía, cariño, satisfacción…

¡Papá, quiero una mascota! Antes de hacerlo, piensa en las responsabilidades. Y mejor #adopta Clic para tuitear

Cuando tus hijos te piden una mascota por reyes, o por su cumpleaños, te la están pidiendo porque verdaderamente quieren compartir sus vidas con un animal de compañía. Pero… lo que hay que analizar es si realmente están preparados para tener esa responsabilidad y si ese deseo que en ese momento es tan grande, no va a convertirse en un capricho pasajero que en pocos meses o en un año pasará a ser efímero. Y si este fuera el caso, pensar si estarías dispuesto a hacerte cargo de por vida de ese ser vivo que necesita cuidados y que tus hijos han dejado de apreciar para dar paso a otro tipo de deseos como una moto, un coche o una play 4…

razas de perros para niños

Lo más normal es que cuando los niños se hacen mayores y se van marchando de casa, esa mascota permanezca en la misma casa, que se quede con los padres hasta el final de sus días. Y no sólo porque los niños que ya son mayores y han encontrado pareja y otra vivienda, no quieren hacerse cargo de esa mascota porque a su pareja no le guste los animales, o porque su casera no permite mascotas en el piso, sino porque son los mismos padres quienes han cogido tanto cariño a ese animal, que han convertido sus vidas a la rutina de sacar al perrito a pasear, o de cepillar al gatito y que la simple idea de perderlo les rompe el corazón.

Teniendo en cuenta todos estos factores, puedes tomar ya la decisión de regalar o no a tus hijos esa mascota deseada. Lo que es seguro es que la persona que más lo disfrutará serás tú mismo.

 

 

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