Algunas enfermedades de los gatos ponen en peligro su vida, sobre todo, sin el control veterinario adecuado. La inmunodeficiencia felina es una de ellas.
Las falsas creencias sobre la inmunodeficiencia felina han corrido como la espuma hasta convertirse en afirmaciones de fe que confunden a la mayor parte de los dueños. Es cierto que el conocido también como VIF (Virus de Inmunodeficiencia Felina) es una de las enfermedades del gato más graves e importantes. Pero también lo es que el peludo afectado puede sobrevivir durante años con calidad y compartir techo con otras mascotas. Desmentimos algunos de los mitos más extendidos sobre esta enfermedad del gato y descubrimos los principales cuidados y atenciones que debemos ofrecer a nuestra mascota en caso de ser contagiado con el virus.
Se necesitan dos test para confirmar la inmunodeficiencia felina #VIF #enfermedadengatos Clic para tuitearMuchos lo conocen como el sida felino. Y, de hecho, es la misma enfermedad que afecta a los humanos. Pero cada una está causada por un virus diferente. Por eso, no existe ninguna posibilidad de contagio entre un gato y su dueño. El VIF es un lentivirus que ataca al sistema inmunitario de estos animales, deteriorándolo de manera progresiva y haciéndole más vulnerable a otras enfermedades más comunes y menos peligrosas. Al debilitar sus defensas, una simple infección (sin el control necesario) puede acabar en un trágico desenlace.
Si tu gato no sale nunca (y está castrado) es probable que esté libre de VIF #InmunodeficienciaFelina Clic para tuitearLos felinos callejeros no castrados son los más afectados por el virus, sobre todo, como consecuencia de mordeduras producidas en peleas callejeras o durante el coito. En cuanto al resto de situaciones, el contagio es muy difícil tanto en un gatos sanos que compartan comederos, bebederos o enseres personales con un portador del VIF, o en madres inmunodeprimidas. Los veterinarios afirman que no está demostrado que la saliva pueda ser una vía de contagio. Y, en cualquier caso, recuerdan que se trata de un virus de poca supervivencia fuera del portador.
Fiebre, pérdida de apetito y de peso o alteraciones en la piel pueden ser signos del Virus de Inmunodeficiencia Felina. Pero no hay una sintomatología clara más allá de la bajada general de sus defensas. A pesar de ello, la esperanza de vida de los gatos con VIF es superior a la de los afectados por leucemia. De hecho, los primeros pueden vivir sin grandes problemas de salud. Aunque estas dos enfermedades de los gatos son parecidas, existen ciertas diferencias entre ellas.
No existe una vacuna o un tratamiento que elimine el virus del organismo de nuestro gato. Pero una vez que el veterinario nos confirme el diagnóstico positivo (después de los dos test de rigor) se pueden seguir una serie de recomendaciones para que su estado de salud no empeore:
¿Alguna vez has tenido un gato con inmunodeficiencia felina? ¿Qué falsos mitos has escuchado sobre esta enfermedad de los gatos?